Ya sabéis todos que en nuestros huertos urbanos disponemos de un riego sin horarios, por lo que se puede regar todos los días y en todo momento. Siendo así, no hay necesidad de llenar en exceso nuestro huerto de agua.
Hay que saber diferenciar dos tipos de riego:
- El que se efectúa después de la plantación, el cual debe de ser copioso, llegando prácticamente casi a cubrir el caballón. Esto debe de ser así, ya que debemos llevar la humedad allí donde se encuentran las raíces. En este riego, como el terreno debe venir de una labor profunda, es inevitable que se utilicen bastantes metros cúbicos de agua.
- El que se efectúa cuando el cultivo ya está establecido, que no debe de ser ya tan intenso, sobre todo en invierno, porque las raíces ya han profundizado en el terreno. Es interesante que la planta desarrolle el máximo se parte subterránea, y esto se consigue regando con frecuencia (invierno entre 12-15 días y verano 8-10 días), pero sin encharcar demasiado.